Pues llega el cuarto y último capítulo de nuestro relato/sorteo que estamos haciendo este mes con WRG, donde sorteamos 2 pares de entradas para los próximos Survival Zombie.
AQUI podéis ver las tres entradas anteriores y si no lo habéis hecho ya, participar junto a esta hoy y entrar en el último día en el sorteo.
Os recordamos, cada respuesta de las cuatro que os ofrecemos en cada relato da una puntuación y los dos con más puntuación se llevaran las entradas.
Hoy un poco más difícil por ser la última. Dos matan, una da un punto y otra da 3 puntos. Suerte a todos.
Vamos al lío:
Tras haber sido arrastrado al interior de la oscura tienda de tu tendero por unos brazos, decides sin pensarlo que aquello es una amenaza y te sueltas como puedes, con brazos y piernas de aquello que te detiene. Lo consigues en unos segundos y te alejas de allí entre golpes con muebles, paredes y cosas que no reconoces.
Todo esta a oscuras. No ves nada ni cuando tus ojos se han adaptado a la oscuridad tras unos segundos. Algo se mueve lentamente en ese interior pero no sabes que es. Lo has dejado un poco atrás pero ahora, apoyado contra la pared, no sabes que hacer. Debes de salir de allí y buscar una explicación a todo lo que esta sucediendo.
Y ahora os toca elegir las 4 opciones. Suerte y que sobrevivas.
1. Decides moverte lentamente hacía la puerta por la que entraste. Sin ninguna prisa, te aproximas a ella controlando el leve ruido que esta allí. Esa respiración y ese pequeño movimiento que te acompaña sin saber quien o que es. Una vez notas el pomo de la puerta, decides escapar lo más rápido posible.
2. Decides que debes saber que es lo que se mueve y recuerdas que tras el mostrador, tu tendero siempre tenía una linterna para los frecuentes apagones. Ademas estas justo al lado. Decides cogerla y alumbras a ese ruido…
3. No sabes lo que es no te importa pero debes abandonar aquello son volver hacia atrás. Decides intentar abrir la persiana de la tienda. Cuando llegas, compruebas al tirar que esta cerrada y…..
4. Decides que el lugar más seguro ahora mismo es la trastienda, ese pequeño almacén donde algunas veces habías acompañado al tendero a coger tu envío postal. Te diriges a la puerta, la abres cuidadosamente sin hacer ruido y tras atravesarla, cierras la puerta y sientes un gran alivio. Esperas haber tenido una buena idea.
Venga chicos os toca decidir y a estas si que daré los resultados. Recuerdo, dos matan, una da un punto y otra tres. Buena suerte a todos.
En la obscuridad absoluta que me envuelve sólo oigo un ruido, una lenta respiración. Desde luego lo que sea aquello (al final mi mente no ha dejado de pensar en la señora Trinidad por más que me la quiera sacar de la cabeza) no tiene miedo de que lo descubran, en la quietud del silencio ese ruido es como un caza despegando.
“Gracias” le digo mentalmente, por “revelarme tu posición”, de hecho, podría derribarle ahora mismo y no sabría ni lo que le ha pasado. Antes de que reaccionara podría degollarle, clavarle el cuchillo en el corazón o atravesarle el cerebro y los tímpanos, pero decido continuar mi plan inicial.
Avanzo con el sigilo propio de las Fuerzas Especiales (es como montar en bicicleta, nunca se olvida) y rodeo el mostrador, acaricio el mango del arma y en ese momento se me ocurre una idea.
El interruptor de la luz está roto, lo he notado al pasar la mano, pero si abro la puerta el cambio de luminosidad dejará ciego temporalmente a quién este ahí.
Me acercó a la puerta y con la mano izquierda en la que sostengo el cuchillo agarró el pomo e inició una lenta cuenta atrás.
1 Todavía está lejos, oigo su respiración a unos tres o cuatro metros.
2 Levanto la escopeta y me preparo mentalmente para lo que viene a continuación.
3 Abro la puerta dando un paso lateral que me saque del foco de la luz y recojo el brazo para asir bien el arma.
Lo que la luz revela me deja petrificado, vagamente soy consciente de algo que intenta entrar por la puerta abierta, pero sigo fijo en la imagen ante mi
¡¡¡Que diantres…!!!
‘Decides moverte lentamente hacía la puerta por la que entraste. Sin ninguna prisa, te aproximas a ella controlando el leve ruido que esta allí. Esa respiración y ese pequeño movimiento que te acompaña sin saber quien o que es. Una vez notas el pomo de la puerta, decides escapar lo más rápido posible’.
PD:
Parte 1 > ‘Ir a visitar a mis padres’
Parte 2 > ’Intento establecer contacto con el interior hablando con lo que sea’
Parte 3 > ‘Me alejo de lo que me ha atrapado e intento saber que pasa allí’
Parte 4 > ‘Decides moverte lentamente hacía la puerta por la que entraste. Sin ninguna prisa, te aproximas a ella controlando el leve ruido que esta allí. Esa respiración y ese pequeño movimiento que te acompaña sin saber quien o que es. Una vez notas el pomo de la puerta, decides escapar lo más rápido posible’
Esto es un retoque de la historia contada en la parte 3, de hecho es igual salvando un par de líneas casi al final, las que corresponden al caos dentro de la tienda que a mi se me habían pasado por alto, pero que el organizador ha tenido incluido haciendo gala de una mejor memoria que la de quién esto suscribe. No obstante, quiero incluirla por mor del realismo (Por cierto decir que no está la PD con las elecciones porque esto sólo es un relato corregido cuya finalidad es exclusivamente histórica. Ahí va:
Mientras me desgañito mi conciencia me mira con profunda desaprobación. ¿Qué pasa, es que vas a dejar que un hombre, el único que te dirige la palabra con excepción hecha del difunto abuelo Ben y Maxi, sea asaltado mientras tu miras? ¿Ya no tienes valor ni para socorrer a un inocente? Eso ha sido cruel y yo me refugio pensando en la policía, pero no se ve ninguno ni remotamente cerca y eso que estamos es el centro. ¿Qué te enseñó la familia, esto? Lo dudo Compórtate como debes ¡vamos! Por un momento no sé si lo que me habla es mi conciencia o mi sargento instructor, pero tiene efecto porque siento como me enervo, a fin de cuentas ¿no he pertenecido a las Fuerzas Especiales? Eso no pasa por casualidad. Vale, puedo entrar por mi rellano y colarme por la puerta de servicio de la tienda, si el agresor no me oye, y me entrenaron para eso, puedo sorprenderlo y capturarlo sin demasiadas complicaciones. O eso debería, pues para mi hace eones que deje de practicar esas cosas y aún más que me las enseñaron, pero es como montar en bicicleta, no se olvida ¿verdad? ¿verdad?
Si lo pienso más me volveré a bloquear así que cojo las llaves y abro mi portal
– Pero ¿¡¿Qué cojo*** ha pasado aquí?!?- Exclamó sin poder contenerme. Las paredes, el suelo hasta el techo está lleno de sangre. Salpicaduras arteriales de velocidad moderada, muestran las gotas, lo que infiere que no se han usado armas de fuego y no que hayan recogido los casquillos. Demasiada televisión, me reprendo a mi mismo en lo que aparece mi portera, la señora Trinidad, con la mitad de la cara destrozada y la otra mitad… ¡la falta la otra mitad de la cara!
Apenas soy capaz de balbucear su nombre -¿Señora Trinidad?- recuerdo, más por la costumbre, que no la gusta que la llamen señora, la envejece, según dice. -Julia ¿Estás bien?- Que tontería ¿Cómo va a estar bien? ¡Le falta el lado derecho de la cara desde el pómulo hasta la oreja!
En la guerra he visto orgías de sangre y vísceras, pero nunca nada semejante a este festival gore digno de una película de serie B, sobre todo porque nadie con esas heridas permanece en pie caminando hacia mi, con un agujero en el vientre del tamaño de un balón de playa por el que se le escapan los intestinos que va desparramando sobre el suelo. Y el pecho ¡Tiene todo el pecho…!
Alguien me agarra por detrás y, será por el repentino movimiento o por la espeluznante escena, me entran unas ganas de vomitar terribles. Con un esfuerzo de voluntad, uno que hacía tiempo que no hacía, me trago las arcadas y conecto un codazo a la nariz de mi captor consiguiendo zafarme de su presa. Tropiezo con lo que parece una estantería caída y las latas que reposaban en ella.
‘Me alejo de lo que me ha atrapado e intento saber que pasa allí’
Estoy dentro del colmado de Juan completamente a obscuras, pero si cree el que eso es una desventaja lo lleva claro, esta es como mi segunda casa, ni siquiera tengo que sacar la linterna para saber donde estoy, puede que este medio desordenada, consecuencia sin duda de alguna pelea, pero sé a ciencia cierta que me encuentro en la sección de conservas, a cinco pasos de la salida y a diez del mostrador. Como si mis años de experiencia estuviesen esperando un esfuerzo como este a modo de señal de activación, reacciono. Sacó mi cuchillo y me pegó a la pared. Sé que Juan esconde una escopeta de caza aunque no haya participado en una batida en su vida, sin embargo, por alguna que otra vez que le he visto limpiarla cuando se suponía que ya estaba cerrado y yo terminaba de comprar mis “provisiones” nocturnas, tengo claro que sabía lo que hacía y, por ende, está en condiciones de uso. Si el tipo que está aquí, o una cosa como en la que se ha transformado Julia, el pensamiento cruza mi mente como un flash y lo desecho con la misma rapidez. Si el tipo, me insisto, no la ha visto puedo darle una sorpresa desagradable.
Bueno pues como reza la canción «This is the End». Hasta aqui las desventuras de Alex, creo que no me ha quedado tan mal, yo desde luego me he divertido escribiendolo como espero que lo haga quién lo lea.
Aunque ha sido corto (lo que daba de sí el concurso) espero que haya quedado bien reflejado la evolución del personaje, como empieza siendo un «looser» de manual y acaba recuperando su valor, aunque sea en parte, gracias a los instintos que le pulieron en la Armada. Una cosilla de la que estoy particularmente orgulloso es que en este relato corto (ocho páginas de Word divididas en 2 la primera parte, 3 la segunda, 2 la tercera y 1 la cuarta) no hay rollos infumables, como la subtrama romántica de turno, y todo, hasta los lloros continuos sobre su familia, amigos y desdichas, son necesarios para entender la personlaidad atormentada del personaje.
En fin, como digo, espero que haya gustado aunque sea un poco.
Por cierto, Kokakoloct, ¿Cuándo revelarás a los ganadores?
Un saludo.
Todo está muy oscuro, intento que poco a poco mis ojos se adapten al cambio brusco de luz mientras intento controlar mi respiración, en estos momentos tan solo el oido me podría permitir saber que es lo que realmente ha pasado y mis fuertes jadeos no hacen más que «cegarme» los sonidos. Intento respirar lentamente y poco a poco empiezo a escuchar unos gemidos, seguramente de la criatura que me atrapó. Cual ninja de mis películas ochenteras, camino lentamente intentando hacer el menor ruido posible y alejarme de esos gemidos que me cortan la respiración, encuentro el mostrador y busco la linterna que el tendero siempre guarda por si hay un apagón, maldita la hora que le dí al interruptor.
La 2, aunque me equivoque y muera quiero saber quien mierda me acecha. Jajajajajajaja, aunque la curiosidad mató al gato