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Encobertura – Sorteo de escenografía para comenzar el año por FanHammer

 Primer sorteo del año, que como el año pasado, mes a mes tendremos un sorteo por el blog. Porque creemos que os gustan y es nuestra forma de agradeceros vuestra fidelidad y vuestro apoyo. Y comenzamos con Encobertura, que estos días ha sacado su campaña de indiegogo casualmente (nosotros teniamos previsto este sorteo desde hace meses), así que mucha Encobertura por el blog entre el sorteo y la campaña. Todo un honor claro esta.

encobertura sorteo 2

encobertura

La pieza a regalar será una sección como la que ves de esquina, o recta, con la cual, de manera independiente, te puedes hacer un edificio (las dimensiones son de 12.5×10/12.5/15, x 8cm de alto, ¡una pasada!).

Y como participar en el sorteo…. Esta es la formula magica. Debéis hacer como en muchos otros sorteos, una pequeña mini-historia en los comentarios de este post,  donde debe aparecer las tres siguientes palabras: FanHammer, En cobertura y poliuretano. Muy facil esta vez. Bueno esperamos mucha buenas historias. Las tres mejores entraran en el sorteo al azar de la escenografia. A escribir compañeros.

encobertura sorteo

Acerca de fanhammer

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13 comentarios

  1. Estaba solo. Lo único que sentía a su alrededor era el ensordecedor sonido de proyectiles danzando cual abejas a su alrededor. La soledad puede ser muy dura cuando tienes que compartirla con el acechante bufido de la muerte detrás de tus picudas orejas.

    A pesar de estar en cobertura, creía que tras cientos de años vagando por el espacio, su hora había llegado. Y tenía razón. La marea implacable de la horda tiránida, dirigidas por la voraz mente enjambre, no entendía a razones. Bichos, bichos por todas partes. Era lo único que veía y sin embargo, lo peor para él era la soledad.

    La cueva a la que consiguió acceder para refugiarse no llegará a ser más que su gélida y solitaria tumba si seguía sin hacer nada, y por ello reaccionó.

    Ya que la salida era imposible, decidió profundizar en su más arraigado instinto y adentrarse en unas pequeñas grietas existentes en una bóveda de la cueva. Si no fuese por su gracilidad, hubiese sido imposible arrastrarse por tales orificios.

    Tras varias horas adentrándose más y más en el interior de aquel agujero sucio y pestilente, ya fatigado y cansado por el duro esfuerzo, y más duramente golpeado por el saber de que su pueblo estaba siendo, nuevamente, aniquilado, algo le deslumbró. En la mayor de las oscuridades, un destello brilló de una manera tal que los ojos se le quedaron adormecidos por el dolor de ese fulgor.

    Cuando sus retinas se calmaron se acercó al brillo para averiguar de qué se trataba, envuelto en un recipiente de poliuretano encontró una especie de herramienta, que parecía ser muy, muy antigua.
    Intentó leer la inscripción de la misma, y la runa que la rodeaba parecía decir algo así como «Fanhammer», sin saber muy bien de que se trataba empuñó la herramienta y un haz de luz comenzó a rodear toda su figura.

    Como catapultado por una energía cósmica comenzó a flotar en el aire y salió catapultado hacia el cielo. Tras unos instantes había subido en segundos lo que tardó previamente horas en bajar. Cuando se quiso dar cuenta estaba junto a las nubes y mirando hacia abajo vio como la montaña en donde se ocultaba estaba derrumbándose tras haberse partido en dos por el fuerte impacto de su herramienta.

    Pero algo había cambiado dentro de él. Sentía como había voces que le susurraban al oído lo que tenía que hacer, lo manipulaban y le hacían perder el sentido.

    Esas voces le sugerían que fuese hacia el epicentro de la catástrofe, le dirigían nada menos que a la antigua ciudadela de Galama, capital de su mundo natal y punto desde el que parten todos los ataques a su tierra.

    Llegó igualmente en un suspiro y aterrizó justo delante de la mente enjambre, el devorador de mundos, aquel que dirigía al mal que desolaba su mundo.

    De un sólo golpe, aquellos que escoltaban a su líder salieron barridos y propulsados varios metros hacia atrás, cayendo muertos y con sus cuerpos despedazados.

    No hubo más opción, el enemigo agachó su cuerpo, se agazapó, cogió impulso y salió corriendo del pánico que había causado tal estruendo. Pero su arma no quería dejarlo ir. Lo arrinconó en otro impulso de energía y haciéndolo previamente temblar y sufrir de pánico le asestó un único golpe en la cabeza al vil ser que le hizo acabar totalmente carbonizado.

    Cuando aquello ocurrió, toda la flota enjambre comenzó a huir y su tierra se había salvado. Los habitantes de la misma, sus iguales, sus vecinos, su familia, comenzaron a rodearlo para alabar al gran héroe que les había librado de la gran amenaza. Pero las voces en su cabeza, cada vez más fuertes, no callaban.

    Algo le decía insistentemente:
    – «Mátalos, mátalos, mátalos, mátalos a todos, da igual que sean inocentes o culpables, que estén escondidos, a campo abierto o en cobertura, tu hazlo, hazlo, hazlo….».

    Se repetía una y otra vez, un eco imposible de hacer callar, imposible de ignorar, algo que volvería loco hasta a los mismísimos dioses de la disformidad.

    Fue entonces cuando demostrando el mayor arrojo conocido, decidió sacrificar su vida por todos los suyos. Cogió el arma con la poca voluntad que aún le restaba, y de un sólo impacto destrozó su cuerpo, que inerte, inmóvil y aún exalando sus últimos latidos sintió, por fin, mirando a los ojos a todos los que le rodeaban en aquel instante, una gran calma que le inundaba, un calor que hacía siglos no sentía, supo que no estaba sólo.

    Su pueblo, a sabiendas, gracias a los más ancianos, de lo que era su hallazgo, el arma maldita de FanHammer, decidieron volver a guardar en poliuretano el arma, el único material capaz de inutilizar la energía que irradaiaba y volver a esconderla en lo más recóndito de su mundo, allá donde nadie pudiera volver a encontrarlo.

  2. Érase una vez un guardia Imperial. No era una miniatura muy querida. Siempre acompañado de muchos compañeros, pintado en serie, y corriendo de cobertura ‘En Cobertura’. Lo eliminaban en seguida con cualquier disparo, y su tiempo en juego valía solamente para evitar que los disparos alcanzaran alguna otra cosa.

    Era un maldito escudo humano. O de plástico.

    Siempre le tocaba ver como los tanques o los veteranos se llevaban toda la gloria, en el mejor de los casos escondido tras un montón de ‘poliuretano’, esperando a que el objetivo no fuera un 1 y le explotara en las narices. Su vida era un asco.

    La verdad es que hubiera preferido ser necrón. Más fuerte, más resistente, con más salvación de armadura… ¡y encima se autorrepararía! Compartía estante con los necrones y eran unos tipos simpáticos, aunque sólo se comunicaran por señas. Tenía que hacer algo para molar tanto como ellos.

    El caso fue, que un día se puso a leer ‘FanHammer’. Había tantos guardias por la habitación de su dueño, que ni él ni su novia repararon que él había abandonado la formación y se había dejado caer hasta la mesa del ordenador. Tras horas viendo como se usaba (su dueño se tiraba las horas muertas ante aquella pantalla), aprendió. Y aprovechando una mala racha de trabajo del ‘capo’, hurgó en sus favoritos hasta encontrar la página.

    Descargó códex y leyó reglas o tácticas, y tras varios días se dió cuenta de que sabía más de estrategia que el patán con pinta de hitler que tenían como comandante del regimiento. El juego en sí era complejo, evitar que te mataran en él, no tanto.

    Tras unas cuantas batallas más, nuestro guardia aumentó considerablemente el tiempo que su pelotón permanecía en mesa. Siempre se las arreglaba para tirar de un compañero que hacía que el cañón de turno viera a la escuadra, o retrocedía un poco para quedarse fuera de la distancia de carga.

    Finalmente, encontró su destino. Había estudiado probabilidad, y sabía lo suficiente como para adivinar lo que los arrasadores que se acercaban iban a hacer con ellos. Oportunidad insignificante de herirlos, lanzallamas, a la estantería. Sus posibilidades de aguantarles un turno de disparo eran mucho menos que cero.

    Así que cambió ligeramente de postura, y miró a su dueño. Este no sabía que hacer, si sus guardias no los detenían, perderían la partida. Se dio cuenta de que lo miraba, a él, al guardia que miraba al cielo. Se agachó y le vio de cerca, mirando hacia arriba, desafiante.

    -Joder, claro que sí. Asalto a los Arrasadores.
    -¿Perdona? -Rió el secuaz de los Dioses Oscuros -. Te vas a comer 3D3 disparos de lanzallamas.

    «Somos diez -Dijeron sus ojos -. Hazlo»

    Asaltaron. Cuatro bajas. Los puños de combate hicieron otras cinco. Y nuestro querido guardia, con ayuda del sargento, abatió a un arrasador. Con un par.

    Quedándose trabados, los arrasadores no destruyeron el Leman Russ, que en aquella partida puntuaba y le dio la victoria a su ejército. Si,lo mandaron de vuelta a la estantería, pero aquella vez con un orgullo que era difícil de olvidar. Hasta los destructores necrones le aplaudieron desde la vitrina de al lado.

    Un solitario guardia había parado a dos arrasadores un turno, superando el chequeo de liderazgo con doble uno. Ya no era un don nadie. Era un guardia guay, con más narices que el Comisario Mayor (quien por cierto, había huido como una nena). Le esculpieron una medalla y se la pintaron. Hubo otra para el sargento, y una distinción en la peana de la escuadra.

    Porque a veces leer Fanhammer, es todo lo que necesitas para que un simple guardia marque la diferencia.

  3. Alla pues:

    – ¡Joshep, trae el soplete!

    El Guardia Imperial caminó por la pasarela oxidada y chirriante, aparentemente a punto de partirse en dos. La caída no sería muy divertida, pues estaban a siete metros de altura. Atravesó por la puerta, o al menos lo que quedaba de ella. Joshep maldecía en sus pensamientos a su superior, quien estaba disfrutando a la sombra del emplazamiento de una apacible siesta. Mientras tanto, él y dos compañeros tenían que reforzar los muros de una taberna, o los restos de ella…

    – Toma Sillion, y acaba pronto, tanto silencio me da mala espina. Solo quedamos unos pocos y…
    – Callaté tío, siempre con tus malas espinas.
    – ¡Pero en serio, no me gusta todo esto, y encima el sar…!
    – Que te calles anda, que al final te va a oír. Ya sabemos cómo es.

    Seillion se dio la vuelta y activó el soplete, mientras que Joshep salió a respirar el aire cálido y seco del desierto. Sólo quedaban ellos cuatro: su sargento, su amigo Sillion, y los hermanos Ebio y Dan. El resto había caído ante los ataques orkos en la zona. Para colmo, carecían de una baliza para solicitar refuerzos, o de un mísero inter-comunicador. Y el sargento a sus anchas. Joshep bajó a la superficie arenosa, y echó un ojo al orizonte. Todo en calma, excepto por una pequeña tormenta de arena al fondo. Tardaría unas horas en llegar, pero no les convenía estar al aire libre cuando llegara, y aún quedaba mucho trabajo. Tenía que avisar al sargento, toda ayuda era necesaria…

    Dio la vuelta al edificio, se acercó a su superior y con un tono firme se dirigió al sargento, quien estaba leyendo una revista algo vieja, pero legible, titulada «En Cobertura»:

    – Señor.
    – Qué te pasa ahora Joshep…

    Joshep apretó los puños. Llevaba sin hablar al sargento horas, sólo había seguido órdenes y le trataba así a él desde que entró en la unidad…

    – … Se acerca una tormenta de arena por el sur-este, señor.
    – No le des importancia. Ayuda a reforzar los muros con poliuretano. Así pueden salvarnos de los proyectiles, pero no lo harán del frío…
    – Pero señor…
    – ¡Es una maldita órden!
    – Sí, señor.

    El sargento había sido así de borde con todos, pero especialmente con Joshep, quien demostraba una paciencia inmensa ante él, aunque lo peor de todo era la pasividad del superior ante muchas situaciones. Joshep se sorprendía de que no hubiera caído aún en combate.

    El soldado se acercó a la entrada principal del edificio. Cuando llegaron tenía la pinta de ser una especie de taberna de paso, algo bastante extraño en mitad de un desierto. Los hermanos Ebio y Dan estaban desmontando lo que parecía la barra del bar, extrayendo las planchas de metal para cubrir las entradas. Joshep se dispuso a entrar para desmontar más planchas metálicas cuando al pisar sonó algo. Con el pie movió algo de arena y apareció un cartel algo oxidado y desconchado. Lo giró y leyo: Fanhammer. Sí, debía de ser el nombre de la taberna, o lo que fuera ese sitio. Daba igual. Pese al óxido, parecía bastante resistente: la utilizaría igualmente. Antes de entrar al lugar comprobó que la tormenta de arena se acercaba bastante más rápido de lo que pensaba.

    – Dan, Ebio, Sillion, o aligeramos o la tormenta nos pillará los huevos.

    Los tres soldados miraron y se dispusieron a trabajar más rápido. Casi una hora después habían acabado, de manera sorprendente, y la tormenta estaba al caer. Fue entonces cuando Joshep cayó por una especie de agujero. Todo estaba oscuro. Activó la linterna y descubrió armas, equipación y provisiones para sobrevivir una semana en el desierto.

    – Joshep, ¿estás bien? Sí, aquí hay bastantes cosas interesantes Parece que esto era un puesto de contrabando, de ahí el pequeño helipuerto en la parte de atrás, pero fue abandonado, por lo que se ve.

    Silencio. Nadie respondió. Tenía que salir de allí. Minutos más tarde escuchó una voz conocida: la de su sargento:

    – Capitán parece ser que hemos encontrado el lugar. Nos hemos atrincherado en el lugar, sin embargo «ha habido un ataque». Tres de mis hombres han caído, y el cuarto parece ser que ha conseguido escapar, pero creo que el desierto acabará con él esta noche…
    – … – Joshep no consiguió percibir la respuesta por el inter-comunicador.
    – Sí, capitán.

    Joshep se quedó petrificado. Por eso no trabajaba… Quería acabar con los cuatro y llevarse los méritos… un complot entre soldados con rango al parecer… tenía que tener cuidado y ser sigiloso, pero hasta la noche no podría aparecer allí.

    – Waaagh!!!

    <> – pensó. – <>

    Se oyó una explosión. Debián de ser las minas. El sargento ordenó ponerlas allí al llegar. Sabía que las tormentas de arena eran en el fondo Orkos… Les había traicionado, a él y a sus amigos y compañeros. Se escuchó a algunos Gretching entrando a explorar el lugar, por suerte no prestaron mucha atención al sitio, pues estaba vacío, y prosiguieron su marcha. El sargento se debía de haber escondido en la azotea, para no ser detectado.

    Cayó la noche. Joshep salió de su escondite y salió al desierto. Hacía un frío helador, por lo que procuró no quedarse quieto. Buscó entre la zona donde había explotado la mina restos de armas orkas. Por suerte encontró una pistola. Si su comisario le viera empuñando tal arma xeno le ejecutaría ipso facto… Era hora de cobrarse su venganza.

    Desatornilló el cuchillo de la bayoneta, para facilitar su uso en el combate cuerpo a cuerpo. Su sargento era un rival duro disparando, pero no tanto en combate cercano. Estaba dormido, en su saco termo-aislante. La oportunidad perfecta. Coloco su cuchillo en el cuello del sargento y le despertó:

    – No se mueva, traidor.
    – ¡Joshep! Estás vivo.
    – Cállese. Nos ha traicionado. Ha ejecutado a Sillion y al resto. Pagará por ello.
    – ¿De qué hablas? ¡ Fueron los Orkos!
    – ¡Escuché su sarta de mentiras!.
    – … no tienes nada que hacer. Puedes matarme, pero te ejecutarán por traición.
    – No lo creo… – Respondió Joshep, sonriendo.

    Lanzó al sargento contra la pared, que resonó con fuerza, aturdiendo al soldado. Joshep levantó la pistola orka y disparó, fallando. La pistola estaba desviada… El sargento aprovechó su oportunidad y se lanzó a por su rifle, pero Joshep volvió a disparar sucesivas veces, haciendo resonar la sala. En esta ocasión impactó en su superior, acabando con su vida. Había llevado a cabo su venganza.

    Horas más tarde, al amanecer, la Valkiria arrivó al helio-puerto. De ella salió el capitán. Era raro verlo sin escolta.

    – Bienvenido capitán.
    – Soldado, informe.
    – Se ha producido un ataque Orko, señor. Se metieron en el recinto, acabando con el sargento.
    – ¿Y el resto de sus compañeros?
    – Al parecer… el sargento les ejecutó antes del ataque.
    – ¿Y cómo es que sobreviviste? – Pregunto el capitán.
    – Durante el trabajo de refuerzo del lugar, caí accidentalmente por esa trampilla, señor. Encontré armas y equipo abandonado, señor.
    – Extráigalo y lo llevaremos al transporte.

    – Ya está todo, señor.
    – Bien… Ahora métase en el agujero – dijo el capitán, mientras desenfundaba su pistola bólter.
    – ¿C… Có… Cómo?
    – ¿Quiere morir? Entre.

    Joshep descendió lentamente.

    – Si hubieras muerto en el desierto, como dijo tu sargento, no te tendría que pasar esto. Además, los Orkos adelantaron el destino del sargento. La misión era algo vital, lo suficiente para ganarse un puesto de alto rango. No puedo permitir dejar testigos.
    – ¡Usted estaba involucrado, traidor! – gritó Joshep.
    – Eres muy listo…

    El capitán colocó una plancha suelta de metal sobre la trampilla y puso un peso encima.

    – Mucha suerte, soldado… – susurró el capitán, mientras abandonaba el recinto.

    Se escuchó el motor de la aeronave y, a los pocos minutos, silencio.

    ======================================================================
    Seis días después…

    – Eh, Roly, ¿qué es eso?
    – No sé tío, empujemos a ver.

    Un chirrido inundó el agujero, despertando a Joshep. La luz le dio de lleno en la cara. Creía que no volvería a verla. Entonces vio a dos hombres con turbante. No tenía fuerzas para moverse.

    – ¿Estás bien? Dale un poco de agua Roly – dijo uno de los hombres.
    – Me han traicionado… – Dijo Joshep.
    – El pobre delira, qué hacemos.
    – Esperad… sacadme de este desierto y os recompensaré…
    – Amigo, el planeta entero es un desierto… Lo único que puedes hacer aquí es sobrevivir.
    – Tíos, se arcerca una tormenta – dijeron desde fuera.
    – Es hora de irse de este maldito lugar. ¿Vienes amigo?

    Joshep se mantuvo en silencio y asintió, con la esperanza de huir algún día de ese planeta árido y poder vengarse por esa traición…

  4. Pues voy a cambiar un poco:

    Feliz 2014 a Fanhammer
    os lo dice un feliz gamer

    Iba a hacer un relato
    y con poesía he acabado

    En cobertura debería estar
    para tanto dulce poder esquivar

    Sólo un sabor de turrón no he probado
    el de sabor pouliretano!!!

    Feliz año, un blog genial

  5. Un concurso muy interesante!

    Pero… éstos días ando poco inspirado de cara a relatos xDDD

  6. El temblor producido por la dura reentrada atmosférica remitió cuando la nave encendió los compensadores de velocidad, siendo las molestas sacudidas rápidamente sustituidas por el rumor de los motores de la thunderhawk, que sonaba por toda la metálica estructura como el rugido de una tempestad lejana. El grito de guerra de un titan moribundo.

    Despreocupándose de los datos de la trayectoria exo-orbital, enviados por el destructor FanHammer y vertidos por los espíritus maquina en las pantallas de los cogitadores, Korovus Malentur inquisidor del Ordo Malleus se centró en acallar la tediosa presencia de Teophantus.

    El inmenso espadón demoníaco, susurraba en su mente con una molesta voz espectral, sedienta de muerte, ansiosa por la batalla que estaba cercana de acontecer. En otras circunstancias habría sellado la consciencia del la entidad disforme en lo más profundo de su prisión, pero en aquellos momentos ya le parecía bien que el espadón fuese despertando de su largo letargo.

    – “Así estará bien dispuesto cuando llegue el momento de aniquilar esa escoria xenos…“- Pensó con fría ira.

    Ciertamente no le importaría haberse podido ahorrar aquella batalla contra los verdes y apestosos orkos. El sagrado Emperador sabía que tenía múltiples proyectos en su laboratorio que necesitaban de su atención, pero tampoco podía dejar que la marea verde les hiciese perder terreno en el planeta, sobretodo ahora, que justamente habían comenzado con las exploraciones de superficie en busca del Poliuretano. Un artefacto tan misterioso, que ni siquiera los incontables informadores de su maestro les habían podido dar la ubicación del mismo. Así que, la campaña había tomado una escala planetaria, lo que alargaría más de lo deseado su estancia en aquel despreciable rincón de la galaxia.

    De repente la voz telepática de su maestro llegó hasta él interrumpiendo sus pensamientos.

    – Korovus, estamos llegando…- Le informó con su calma atona de siempre.- Una vez en tierra ya sabes que es lo que tienes que hacer…-

    Sin dar respuesta alguna, se limitó a asentir mientras una fiera sonrisa se dibujaba tras la mortuoria carcasa, que era el casco de su tenebrosa servoarmadura. Su parte era sencilla para alguien como él, que había nacido para bañarse en la sangre del campo de batalla. Ciertamente era un placer cuando todo se reducía a un concepto tan sencillo como “buscar y destruir”.

    Aferrado en sus manos, Teophantus se removió ansioso de sangre. El combate, era inminente y sería glorioso.

    En cobertura estaría esperándoles el enemigo, pero no podrían escapar de su ira…

  7. El erudito Gabiel Troken, Maestro del Saber del Librarium Centris de Escintila depositó la tarjeta de datos llena junto a las demás en el pequeño contenedor de plastiacero y poliuretano que arrastraba tras él un servidor encapuchado. Esta investigación estaba requiriéndole un esfuerzo inusitado, lo cual lejos de suponer un problema presentaba un cambio en su monótona vida como miembro del Administratum.
    Por lo que Gabiel sabía, el Alto Mando del sector preparaba un avance a gran escala frente a las hordas Xenos del Borde Occidental para recuperar lo que una vez perteneció al Trono Sagrado de Terra, y habían requerido acceso a información clasificada recogida en los tiempos de la Gran Cruzada.
    Cientos de pergaminos, tarjetas y códices habían sido ya examinados en busca de la información que llenaba las tarjetas de datos esparcidas por el contenedor, pero Gabiel había disfrutado especialmente leyendo una pequeña biblioteca formada por decenas de documentos distintos recogidos bajo el nombre «FanHammer Descargas». Estos documentos, escritos por gente tan variopinta como estrategas militares, iteradores, genios y locos contenían información de miles de mundos, presentando relatos y descripciones de paisajes, batallas, razas xenos y unidades utilizadas por los gloriosos combatientes del Adeptus Astartes y la Guardia Imperial en las guerras del pasado.
    Con paso cansino se acercó hacia la última estantería que le faltaba por examinar. Con una delicadeza mas propia de unos amantes que de un adepto del Administratum, Gabiel tomó un grueso códice he hizo que sus servoapéndices fuesen pasando las hojas una a una.
    -Codex: En Cobertura…-susurró casi con reverencia antes de sumergirse en el mundo de mapas y diseños tridimensionales de bosques y bastiones, desiertos y costas y maravillas que rozaban con lo increíble que aquellos artistas, ingenieros y cartógrafos habían juntado en esas viejas y amarillas páginas…

  8. Bueno, otro año que pasa, y yo con todo el poliuretano amontonado y sin ninguna idea sobre que hacer con él. Voy a mirar por la red, muchos blogs, muchas paginas web, pero nada que me convenza. Fanhammer? una nueva pagina en la que nunca había mirado, vamos a ver.Después de un rato mirando entradas encuentro una que me llama la atención «En Cobertua» una pagina que vende escenografía, vamos a coger ideas.
    A partir de ese día mi cuchilla no dejo de trabajar el poliuretano ya que esa pagina me había dado muchas ideas para mi escenografía.

  9. Los disparos atravesaban el campo de batalla. Ruidos de bolter y latigazos de los rifles làser cruzaban de un lado al otro. El soldado habia perdido a su capitàn hacia un rato. Habia seguido la última orden de su sargento: «Soltatt, lanzese en cobertura y proporrzione apoyo a la fuerrza prinzipal».
    El soldado acarició la culata de su rifle. La textura realmente le recordaba al poliuretano que usaba en la ciudad colmena de Hades. Tenía que seguir, si no por él, por la memoria del sargento FanHammer.

  10. Que manía les ha dado que para participar hay que escribir un relato!!!!

  11. Era primero de año y decidí como costumbre conectarme a mi portátil. Al poco de estar navegando, entre en mi pagina habitual de referencia de wargames, que como no podía ser otra que Fanhammer. Al rato de viajar entre sus noticias, me percate de un anuncio publicado sobre “En cobertura”. La información era fácil, realizar un concurso para adquirir escenografía de poliuretano. Sinceramente no suelo jugar a estos concursos, pero al ver el acabado, la forma y la excelencia del detalle de las piezas, me hizo escribir este pequeño relato, que aunque no sea el ganador por lo menos espero que sea del agrado del público.

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