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Sorteo de Entradas Survival Zombie – Parte 2

Seguimos con nuestro relato/sorteo de dos pares de entradas para los próximos Survival Zombie que WRG, organizadores del evento, nos otorga gratuitamente para el sorteo. Ademas para el tercero habrá una camiseta FanHammer. Así que esperamos que participéis los que estéis interesados.

La primera parte esta AQUI para participar desde el principio.

NOTA: No daremos en ningún momento la puntuación para que aquella gente que entre y participe no sepa cuales son las opciones correctas. Solamente se darán al final del sorteo.

Bueno continuamos la historia:

Llego a mi casa, esperando tomar una buena ducha y poder conectarme a internet y actualizar la mucha información que me he pedido estando en el barco. ¿Quien habrá ganado la champions? ¿Quien habrá muerto en estos meses? ¿Qué político habrá tenido un escándalo de corrupción ahora?

Pero que coño….

Toda mi calle es un caos. Coches quemados y estrellados, cuerpos humanos en el suelo y un enorme silencio por todos lados. ¿Qué ha pasado aquí?

Aparco el coche en medio de la calle, donde un accidente de dos coches me corta el paso. Desciendo y miro a todos lados intentando encontrar la solución de lo ocurrido. ¿Qué hacer? Me acerco al cadaver más cercano. Esta totalmente destrozado. Le falta parte del cuerpo y el aspecto es asqueroso. Me aparto de él y voy hacia la tienda de debajo de mi casa, un multiprecio donde Juan siempre me salvaba de mis problemas y faltas.

Esta cerrada y nunca este tio se iba de vacaciones. Esto es el apocalipsis o algo similar. Entonces oigo un ruido, viene de dentro de la tienda. Son pequeños golpes y un pequeño gruñido.

¿Qué hacer?

Os toca chicos. Cuatro opciones como siempre…..

– Intento abrir la puerta delantera.

– Intento establecer contacto con el interior hablando con lo que sea.

– Entro a mi piso e intento entrar por la puerta de detrás del establecimiento.

– Paso de todo y me dirijo hacia mi casa en la cuarta planta.

Como siempre, 2,1,0 y herido. Buena suerte chicos.

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3 comentarios

  1. Como siempre al arrancar pienso en mi padre, este Renault 5 Turbo es su legado y por su memoria me gasté todos los ahorros en devolverle el lustre pasado, aunque las piezas originales me costaron más que comprar uno nuevo. Es todo lo que puedo hacer pues, su nombre, respetado por sus camaradas igual que lo fue el de su padre antes que él y el del padre de su padre, es ahora objeto de repulsa sólo por mi culpa, ¡Por mi gran culpa!…
    No, como bien me hizo ver mi tía, yo no he traicionado a nadie, precisamente todo lo contrario. Mi padre me enseño que los valores deben ir por delante de todo lo demás, así vivió y así murió, apartando a un compañero de la línea de fuego aunque eso fuera un suicidio, aunque acabara con una herida que a la postre resultó mortal, pero consiguió su objetivo, salvar a un camarada caído, porque eso dictaba su conciencia. Yo he hecho lo mismo, denunciar a quién hace algo incorrecto, la diferencia más allá, de la acción, es el resultado: una medalla (nunca tan merecida) para mi padre y un despido para mi, pero ambos hicimos lo correcto.
    Con este pensamiento y los ánimos renovados decido que, por una vez, es mejor comportarse civilizadamente y no entrar como un elefante en una cacharrería, además, si quiero que mi madre se sienta mejor debe ver algo más que buenas palabras y a eso ayudaría una ducha y ropa que no oliera a salitre acumulado durante días.
    Está decidido, voy a casa de mi tía primero. Gracias a ella tuve un lugar donde caerme muerto cuando, recién expulsado, no me atrevía a mirar a la cara de mi familia. Me sacó del coche en el que llevaba durmiendo tres semanas y me dio las llaves de su apartamento allí. Su estancia durante las vacaciones así que podría seguir torturándome en soledad hasta que reuniese el valor suficiente para presentarme ante mi madre y abuelo… ese día no llegó hasta que recibí una llamada de un hospital cercano, el abuelo Ben se moría.
    Ver su sonrisa al cogerle la mano, con la fuerza con que me agarraba de niño cuando me llevaba al parque, me hizo reflexionar, me abrió los ojos a una realidad que había olvidado por completo, tenía gente, más allá del trabajo y los amigos, gente que me quería y a la que no podía decepcionar, no sería justo. Esa misma tarde, cuando la enfermera me echó ayudada por mi madre (“Descansa hijo, mañana me relevas” fueron sus palabras), redacté, sin ordenador ni ningún elemento de última tecnología, mi currículum; a la antigua usanza, en una vieja máquina de escribir de mi tatarabuelo, el gran almirante Rodrigo Cienfuentes, conservada con sumo cuidado por mi tía. Llevado por una motivación febril pasé toda la noche hasta bien entrada la madrugada engrasando y poniendo a punto los mecanismos con el material de reparación guardado en una cajita al lado y, por fin redactando hojas y hojas hasta dar con un par que condensaran toda mi vida, o casi. “Olvidé” poner mi periódo de servicio. A partir de entonces formaría parte de un pasado que ni siquiera mencionaría.
    Esa era la teoría, porque las cosas no son como la literatura las cuenta, tus sentidos y actitudes no se reorientan de repente y todo cambia, mi paranoia seguía ahí igual que ciertos días de profunda depresión (cada vez que algo me recordaba la larga tradición militar de mi familia y lo que representaba mancillarla). No obstante, dos semanas más tarde, casi como una compensación del destino a la muerte de mi abuelo ese fin de semana sin que pudiera verme rehecho (bueno, eso es mucho decir, mejor, empezar a rehacerme), encontré este trabajo. Podría haber terminado la ingeniería que deje a medias, pero separarme del mar, ambrosía particular, un amigo sin conciencia, pero de aliento tan tangible como el suelo que pisaba el cuál sería sin él un poco más resbaladizo valga el oxímoron.
    Perdido en estos pensamientos que son, francamente, terribles no advierto el caos que despreocupadamente atravieso como en cualquier otro campo de batalla en el que he estado. Me he acostumbrado a la desolación en países que ni siquiera merecían ese nombre tal era su ruina, que ahora no lo veo extraño, tengo que hacer un esfuerzo para darme cuenta que este lugar no era uno de aquellos, este es mi patria, mi hogar y hacía muchas décadas que afortunadamente gozaba de paz. Como si eso no fuesen más que palabras y no hechos de los que riese Ares, mi conciencia empieza a asimilar la realidad que se abre ante mis ojos igual que si la viese por primera vez. Calles hechas jirones, coches atravesados o accidentes múltiples como uno con más de diez involucrados que bloqueaba la salida de la ciudad. A medida que me adentró el paisaje se vuelve más espeluznante, como la pesadilla de un cineasta demente, el número de vehículos aumenta y lo más inquietante son las personas o mejor dicho la falta de ellas. No he visto un alma en kilo… ¡no he visto un alma desde que salí del puerto! A esto se suma cosas claramente abandonadas, el ambiente aún destilaba precipitación. Y, en medio de la locura, sobresaliendo como un titán de las leyendas, un imponente tanque dominaba la calle transversal, me quedó enganchado a la imagen como si tirara de mi, reclamando mi atención: Un control con la valla partida, un coche unos metros más allá y el Leopard pisandolo, deteniendolo como si de un insecto molesto se tratase, demostrando su poderío.
    Tan atrapado por esa incongruencia entre acción y lugar apenas giro la cabeza cuando desaparece tras la esquina.
    ¡FIUM!
    Una serie de sombras cruzan obligandolme a dar un volantazo y un coche aparcado en doble fila invade mi espacio visual. En un alarde de reflejos (o un milagro) giro a tiempo para que el golpe frontal se quede en un roce lateral. Paro para volverme y y ver que es lo que se ha cruzado y los ojos de un perro asustado me devuelven la mirada. Antes de bajar para intentar recogerlo de este infierno sale corriendo de nuevo uniendose a la jauría, dejandome sólo.
    Al volver a arrancar no puedo evitar recordar libros y películas que forman mi imaginario personal, ‘Es la bestia atrayendome a su guarida, me deja pasar y me pone un señuelo para que no lo crea tan fácil. No me dejará salir’. Pero ¿Cuál es la bestia? ¿Nos ha invadido una potencia enemiga? Entonces ¿Dónde están las fuerzas de ocupación? ¿Y las nuestras? ¿Dónde está todo el mundo? Y si es una epidemia esos perros ¿son inmunes?
    Inconscientemente mis manos me han guiado hasta mi casa aunque visto lo visto debería ir a cas de mi madre ahora más que nunca (una voz en mi cabeza apunta un tanto a mi vilipendiada paranoia ‘Los paranoicos están mejor preparados’), sin embargo ya estoy aquí y puedo aprovechar y hacerle una visita a Juan, el tendero de debajo de mi casa. Me ha conocido en mi época más negra y hasta me ha regalado “antidepresivos” con graduaciones superiores a 90º cuando me veía peor. Las relaciones fraguadas en lo profundo del pozo (y el mío era hondo) suelen ser destructivas y/o duraderas, a mi me tocó sólo de las últimas.
    No me atrevo a meter el coche en el garage y la calle está cortada por (otro) accidente. Así que aparcó en el primer hueco que veo, de esos que normalmente no encuentras cuando los buscas. Antes de nada me aseguro de tener el cerrojo de la otra puerta bien asegurado y, como un acto reflejo, saco el cuchillo de la guantera y una pequeña linterna autorrecargable.
    En el aire noto mezcladas las partículas de ceniza, polvo y… si, de pólvora. Sin demorarme un minuto más cierro y compruebo que el seguro del maletero todavía funciona después del golpe, lo bloqueo igual que el de la puerta, y me encamino a la tienda. Apenas he dado dos pasos cuando contemplo una escena dantesca: la furgoneta delante de mi, la que bloquea la calle oculta un cadáver aplastado entre su morro y el maletero de un M3 azul obscuro. Aunque sé que está muerto me acercó a tomarle el pulso. Efectivamente no hay constantes vitales apreciables y, a juzgar por su estado, no debe llevar muerto más de 36 horas pues aún conserva el rigor mortis ¿Qué clase de sinsentido se ha apoderado de la ciudad para que suceda algo así? No me lo explico, parece un hombre normal: varón, caucásico, cuarenta y muchos,…
    ¡PUM! ¡CLINCHS!
    Me giro en redondo, el sonido procede de la tienda de Juan, me ha parecido un golpe con posterior rotura de cristales. Estoy bloqueado por las dudas, hace tanto que ya me parece otra vida, ni siquiera me lo habría planteado, habría entrado (preferiblemente por atrás) y, en función de lo que me encontrará, reducido al asaltante o contactado con Juan, pero ahora, ahora, …
    Mis piernas reaccionan solas llevandome ante la entrada, la puerta está cerrada aunque no tiene bajada la reja y esto es raro. Raro porque prepara la tienda con todo cerrado y a la hora de abrir es cuando levanta la cubierta metálica; raro porque porque son las 7:30 AM y, pese a abrir a las 8:00 AM, él lleva aquí desde las 7:00 AM ó antes (los que le conocemos lo sabemos porque se puede apreciar la luz en el interior que ahora no se ve); raro porque… bueno ¿Qué narices no es raro hoy? Hay un cadáver en mitad de la calle sin cordón policial ni sanitarios detrás de mi, un tanque a dos manzanas, una jauría de perros corriendo como en una peli de Will Smith, … Respiro, vuelvo a hacerlo, soltando todo el aire de mis pulmones, cuando lo he hecho un par de veces más reuno valor para llamar a lo más parecido que tengo a un amigo.
    -¡Juan! ¡Juan!-
    ‘Intento establecer contacto con el interior hablando con lo que sea’
    ¡Un momento! He visto moverse algo en el interior.
    -¡Ehh! ¿Juan?- Saco la linterna del bolsillo de mi camisa e intento abrirme hueco por la obscuridad en el lugar dónde capté el movimiento, pero entre la potencia de luminoso y el cristal algo sucio no veo nada.
    -Juan, si eres tú, abreme ¡Soy Alex!-

    PD:
    Parte 1 > ‘Ir a visitar a mis padres’
    Parte 2 > ‘Intento establecer contacto con el interior hablando con lo que sea’

    • PRIMERO: Decir que este relato empieza en la parte 1 del concurso (como es lógico).
      SEGUNDO: Los avisos legales en la parte 1 mantienen también aquí su vigencia y a lo largo de las sucesivas partes que compondrán el concurso, no obstante, debasé aclarar que aunque los hechos y personas si son ficticios algunas marcas comerciales y lugares pueden ser reales. Esta modificación se aplica también a la primera parte.
      TERCERO: A lo mejor alguna parte de MI relato contradice la del ORGANIZADOR del concurso (por ejemplo, en la 1ª parte digo -YO- que han pasado 4 meses y el ORGANIZADOR sólo una semana, son simplemente cambios para añadir dramatismo aunque procuraré sean los menos posibles, de hecho, confesaré que ese fue porque se me pasó. UPS! XDD). No obstante, como el ORGANIZADOR hace una historia siguiendo una de las cuatro rutas posibles y yo no puedo saber (me gusta jugar con psíquicos en casi todo, desde wargames hasta videojuegos, pero no soy uno y, por tanto, no puedo adivinar) que va a escoger el ORGANIZADOR, es posible que las acciones y desventuras de MI pérsonaje no coincidan con el curso siguiente, además, aunque así pudiese hacerlo, tal vez, el curso del ORGANIZADOR no me gustase y se trata de elegir cada uno lo que más le convenza, de manera que YO elegiré el mío y si es necesario después adaptaré las correciones necesarias para preservar la coherencia de la historia. De ser así (Probabilísticamente lo más lógico, pues sólo hay un 25% de opciones de coincidencia en el curso próximo) trataré de arreglarlo de la mejor forma posible, aunque mi opción escogida para concursar siga siendo la primera y no está remendada. Por ejemplo, en este relato YO elijo `Intentar establecer contacto con el interior hablando con lo que sea´, pero si el ORGANIZADOR elige otra, véase `Intento entrar por la puerta trasera´, en el siguiente relato lo apañaré (como lo he apañado en este respecto al anterior) diciendo algo así como “Pero al no recibir respuesta mi entrenamiento se impuso y blah, blah, blah…” o similar. Si en algún caso el cambio es demasiado grande para una de estos cambalaches, sencillamente haré un nuevo texto como si la opción escogida fuera la sigue en la el ORGANIZADOR, pero OJO!!! Para que quede claro que no hago trampas, quiero que quede bien claro aquí que MI opción (con la que concurso) es la de la parte anterior (colgaré la nueva historia debajo del texto correspondiente a la parte, pero esto sólo es a efectos HISTÓRICOS; a efectos de concurso, la que juego es la que está colgada con su parte correspondiente). Para aclararlo un poco pondré el ejemplo de las 1ª y 2ª partes. En el primero YO elijo `Ir a visitar a mis padres´ y el ORGANIZADOR eligió `Ir a casa a ducharme´ si en vez del arreglo que he hecho, hiciera un nuevo texto sobre esa 1ª parte porque el cambio fuera demasiado suntancial: A) Lo colgaría aquí, en el post relacionado con la 2ª parte; B) Lo colgaría después del texto correspondiente a esta 2ª parte; C) A efectos de concurso MI opción elegida, sea buena o sea mala, es, obviamente, la que figura en el texto original, es decir, el de LA 1ª PARTE; D)El texto sobre la 1ª parte colgado en la 2ª sólo es para aquellos que siguen al exoficial Alex (si es que alguien lo lee) no se queden descolocados pensando “¿Pero no se había ido a ver a sus padres?, entonces ¿Por qué coñ* está en su casa?”. Creo que es necesaria esta aclaración pues, aunque no es vital para el concurso, YO quería , como decía el ORGANIZADOR, poner una historia detrás que diera razón de ser a la toma de decisiones.
      CUARTO: Para mayor facilidad, al término de cada relato correspondiente a la parte que toque, haré un resumen de las decisiones con las que concurso desglosado parte a parte como ya puede verse al final del texto sobre el cuál este figura como “Respuesta”.
      QUINTO: Casi en respuesta a Adalil quiero recalcar que YO elijo hacer una historia, pero NO, repito, NO es necesario para concursar. Lo remarco para aquél que se haya sentido superado por la duración, por lo menos de mi texto, y haya pasado por esta causa. Según las bases publicadas en la primera parte con poner la decisión basta. Lo dejo claro porque no quiero que nadie se abstenga de concursar por no pararse a inventar una historia como la mía que acompañe a la toma de decisiones CON LA QUE SE CONCURSA, lo demás es (nunca mejor dicho) historia que queda para la galería. YO la he escrito porque me gusta escribir en mis ratos libres.
      SEXTO: No pretendía “Mou”squearte, Kokakoloct, con el comentario sobre qué opción da qué puntos (y si lo he hecho, me disculpo), mas si me gustaría saber, por lo menos, cuando he perdido las dos heridas (por cierto, entiendo que con UNA todavía sigues, pero con DOS quedas eliminado, algo así como las tarjetas Amarilla y Roja por doble Amarilla).
      SÉPTIMO:Una petición: Si algún relato es enviado por correo (ya sea externo o el del propio blog) (si es que se admite tal modalidad de participación) ¿Sería posible que el ORGANIZADOR lo publicara con el resto de mensajes? O, si los autores de esos textos no quieren que se difunda, ¿Por lo menos se publiquen sus decisiones? Lo digo simplemente a efectos de curiosidad y transparencia (aunque la verdad es que me fío, no piense nadie mal, por favor). También en ese sentido sería de agradecer que al término del concurso se publicara el valor de cada acción en todas las partes.
      OCTAVO: Si alguien ha llegado hasta aquí, gracias por leerte la parte aburrida y no hacer como con los términos y condiciones, esto es, saltarseló y darle al botón de “Aceptar”.

  2. Aiba la ostia aquí algo no anda bien. Mejor subo a mi casa y ya bajaré en cuando haya dejado el equipaje.

    Respuesta: – Paso de todo y me dirijo hacia mi casa en la cuarta planta.

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