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Preambulo de rojo y verde – Cuarto relato consecutivo de Mordheim

Y hoy os ofrecemos el cuarto relato (tres partidas más una jornada de descanso) de unas partidas de Mordheim que nuestros amigos de La Ciudad de los Perdidos nos han ofrecido con el especial de Mordheim que hemos llevado a cabo. Esperamos que os hayan gustado y bueno, quizas pronto tengamos continuación a estos relatos porque son entretenidos y se leen super bien. Que lo disfrutéis FanHammeros.

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DIA 2: CRÓNICA DE UNA NO MUERTE ANUNCIADA

“De la treintena de guerreros tan solo seis seguían en pie al final de la sangrienta e inútil escaramuza… Una banda al completo fue aniquilada… Pero se comenta, que algunos a quienes se daba por muertos, no murieron, e incluso los que murieron vuelven a levantarse al paso de un oscuro carromato…” Radew, tabernero del Cerdo Sonriente
batalla!

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PREÁMBULO DE ROJO Y VERDE Por Raimundo Brendan

Pese a estar situada cerca de la ciudad perdida de Mordheim, la imagen de aquel poblado resultaba reconfortante para los ojos de cualquier aventurero. Se trataba de una diminuta aldea que, por azares de la vida, por el buen hacer y la generosidad de sus habitantes se había mantenido en pie. Era como un pequeñísimo oasis en mitad de un desierto que hacía las delicias de cualquier viajero cansado de caminar y batallar. La cerveza era de muy buena calidad y el alcalde del pueblo (un algo excéntrico hechicero imperial) llevaba con sabiduría las haciendas y el control de los problemas que pudieran pasarles a los moradores. Dicho alcalde, tenía una mansión en el centro de la ciudad donde guardaba todo el fruto de sus investigaciones secretas de brujería.
En resumen, los problemas no tenían cabida en ese lugar y la mera visión de aquel apacible pueblo hacía derramar algún lagrimón a más de un experimentado y curtido Reiklandés.

Bueno, al menos hasta que la banda del enorme aunque acomplejado orco Lord Pollofrito llegase con su grupo de Garruloz y Garruloidez a buscar bronca.

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La visión de aquella horda en movimiento era una experiencia única de ver: Al frente, con la mirada fija en el su objetivo se encontraba el Gran Jefe Sammy el Kuturizta, acompañado siempre de su fiel y astuto hechicero Anselmo “El Setas”. Este orco, compensaba su baja estatura con una astucia sin límites ligada una inteligencia en proporción a su rango de hechicero orco. Su apodo no era en balde, ya que siempre realizaba mejor sus hechizos comiendo un pedazo de una sabrosa seta roja y blanca (aunque más de una vez, eso le haya producido consecuencias…curiosas). A este par de personajes les seguía una piña de tipos fuertes duros y verdes que insultaban, se golpeaban unos con otros y hacían chistes fáciles con sus primos de menor estatura. En último lugar, a unos metros de la banda, un orco alto, acorazado y encorvado se retorcía las falanges de los dedos unas con otras. Se hacía llamar el Teniente Caricias, aunque nadie, excepto los que habían pasado algún tiempo a solas con él lo sabían.
Al grito de -¡Zaqueooo!- la banda entera se lanzó sobre la aldea, en la que, casualmente, el hechicero había sido despedido de su cargo por blanquear dinero obtenido de apuestas ilegales de batallas de familiares con otros hechiceros amigos suyos. Enojado, había abandonado la villa. En ese momento, la defensa más poderosa del pueblo no estaba y una miríada de gente verde y no muy amistosa se acercaba.

En pocos minutos todos los habitantes del pueblo habían huido o habían sido secuestrados para realizar una representación de teatro clásico en la plaza del pueblo. Además, los orcos habían arrasado con el almacén de cerveza de la taberna y el bueno de Caricias había encontrado la reserva de bidones de leche condensada del sótano de una vivienda. Huelga decir que en pocas horas la reserva ya estaba casi agotada.

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Al caer la noche los orcos se dirigieron a la mansión del hechicero a pasar la noche. Los orcos, borrachos de gloria y bebida se dispusieron a dormir, mientras que los pequeños primos goblins, liderados por Primo, aquel que es llamado Primo (o Premoh) hacían guardia en el observatorio de la torre.

Lo que no sabían es que esa noche iba a ser movidita…

…Muy, muy movidita…

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Un comentario

  1. Muyyyy buenas intro, sobre todo la de los no-vivos te hace pillarle cariño al pobre capitan.

    A ver como van las ostias en la batalla jejejeje

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