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El destino de Orgarth – Relato Warhammer 40000

Recuperó la conciencia de golpe seguido de intensos dolores por todo el cuerpo. Estaba totalmente desorientado y solo veía una miríada de datos dentro del tanque amniótico en el que se encontraba. Tampoco podía moverse.

Notó que su ira iba en aumento pero la contuvo, y tras un esfuerzo de voluntad por dominarla trató de recordar que había pasado para que se encontrara en un lugar así. Después de un rato que podrían haber sido tanto cinco minutos como cinco horas, pues había perdido la noción del tiempo, recordó el combate final contra la flota enjambre.

Se vió a sí mismo junto a su séquito de exterminadores, luchando contra guerreros tiránidos, guardias tiránidos y un tirano de enjambre. Luego lo recordó. Ése tirano de enjambre lo había partido por la mitad en un fiero combate de cuerpo a cuerpo. Como olvidar esos ojos rojos frios como un glacial, con una inteligencia alienígena y un hambre insaciable?

Una voz interrumpió sus pensamientos. Era una voz que él conocía pero que estaba distorsionada por algún tipo de modulo de voz que él no veía a través de la miríada de datos que veían sus ojos. La voz pertenecía a Zyndor, su hechicero personal y segundo al mando de su ejército.

– Puede oirme, mi señor? Funciona ya el cogitador de voz que hay dentro del tanque de preservación?

Por fín alguien iba a darle las explicaciones que necesitaba. Intentó gritar a su subordinado pero en vez de su voz,una voz monotona típica de cualquier servidor fue la que salió en lugar de la suya.

– Zyndor, que ha ocurrido? Porqué estoy metido en un tanque y esta voz no es la mía? Que ha ocurrido con Tokar III?

Oyó a través del comunicador lo que pareció una risa divertida, pero Zyndor respondió:

– Mi señor, Tokar III fue arrasado por los tiránidos hace 3 semanas. Recuperamos su cadaver durante la huída del planeta y en principio iba a usarlo para un sortilegio que me permitiría ganar el poder que le concedieron los dioses oscuros. Sin embargo durante una de mis visiones en el inmaterium, los dioses del caos me mandaron devolverle a vos la vida, pues su tarea aún no está acabada…

Orgarth escupió la respuesta, pero una vez más la voz monótona fué la substituyó a la suya:

– Gusano inmundo… pensabas usarme para tus fines no? Los dioses del caos no mandan mi destino, sólo yo. Queda claro? Ahora dime, porqué no puedo moverme?

– Lo siento mi señor pero vos dejasteis un vacio de poder entre nuestras filas y era la única manera que tenía para asegurarme de mantener la unión de «su ejército». Respecto a su cuerpo, sólo pudimos recuperar su cabeza y la mitad de su torso. Está en un tanque amniótico que está dentro del sarcófago de un dreadnought… esperamos sus ordenes.

De repente lo comprendió todo. Así que eso eran los datos que veía todo el rato. Se fijó detenidamente, pues hasta ahora no les había prestado atención, y vió que la mayoría de los módulos del bipode no estaban acoplados ni activados.
Seguramente estaría solamente conectado al sarcófago y a la espera de que los tecnomarines corruptos y los magus obscurus modificasen el futuro dreadnought a placer de su conductor.

– De acuerdo pues. Habrá que empezar con darme un cuerpo que me permita volver al campo de batalla. Estas serán las modificaciones que debereis hacer….

Este relato ha sido recopilado del blog Directo de Mendregard, blog dedicado a los Guerreros de Hierro. Gracias a su creador por él y enhorabuena por la calidad del mismo. ENLACE A DIRECTO DE MENDREGARD

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